martes, 18 de enero de 2011

EL SER Y EL DEBER SER DEL ENFOQUE POR COMPETENCIAS EN LA EDUCACIÓN BÁSICA

“EL SER Y EL DEBER SER DEL ENFOQUE POR COMPETENCIAS EN LA EDUCACIÓN BÁSICA”

Lidia Medina Basurto

El tema de las competencias forma parte del ámbito discursivo de nuestros días y, en estricto sentido, de los discursos educativos actuales. Sin embargo, el concepto de competencia y los enfoques basados en competencias tienen elementos interesantes que constituyen un avance en la manera de plantearse, afrontar y buscar soluciones a algunos de los problemas y de las dificultades más apremiantes con los que se enfrenta la educación escolar en la actualidad.
En  el marco de la globalización, el trabajo por competencias que se propone en la RIEB  pretende incrementar el rendimiento educacional y las habilidades laborales en formas nuevas y más productivas, con el objetivo de preparar capital humano de más alta calidad para lograr una mayor competitividad en el escenario mundial.
El término competencia procede del mundo del trabajo y del campo de la lingüística; su aplicación a la educación básica ha traído nuevas dificultades. No se puede desconocer que bajo la discusión de las competencias se ha efectuado un debate de carácter más estructural en el campo de la educación, y en esto reside la riqueza del concepto, pero al mismo tiempo ha contribuido al establecimiento de un discurso hueco de innovación.

Este tema se vincula con la necesidad del sistema de reconocer que está realizando innovaciones, pero el problema en el fondo es que en general estas acciones no alcanzan a realizarse con cierta solidez dado que la innovación es más una declaración verbal que una acción realizada por parte de los docentes a partir de un convencimiento de la importancia de la innovación o por lo menos de un dominio conceptual y técnico del significado de la misma.

 Aunque no es fácil reconocer una conceptualización del término competencias podríamos reconocer que supone la combinación de tres elementos: a )información, b) el desarrollo de una habilidad y, c) puestos en acción en una situación. Esto significa que la adquisición de una competencia está indisolublemente asociada a la adquisición de una serie de saberes, conocimientos, habilidades, valores, actitudes, emociones, etc. Pues implica para los alumnos y los docentes  la necesidad de “movilizar la información”. Actualmente la RIEB apunta a este trabajo, pero cabria preguntarse hasta donde como docentes estamos llevando a la practica los planteamientos del enfoque, cada uno esta comprendiendo la reforma desde sus estructuras mentales y no todos pensamos de la misma manera, considero que este trabajo tiene muchos beneficios para los alumnos como para los docentes, pero si lleva un riesgo de caer en simplificar el proceso de desarrollo y adquisición de las competencias, pues como no hay algún parámetro para evaluarlas ya que una característica de estos procesos es que nunca se puede afirmar que “se tienen o no se tienen”, sino que forman parte de un proceso, dado que su desarrollo puede ser siempre mejor.

Es probable que el enfoque de competencias pueda mostrar su mayor riqueza si se logra incorporar de manera real en la tarea docente, en la promoción de ambientes de aprendizaje escolares. En este sentido se trataría de pasar de los modelos centrados en la información hacia modelos centrados en desempeños.
El enfoque por competencias, en la actualidad, representa retos importantes para la docencia y el proceso E-A, en virtud de que implica el rompimiento con prácticas, formas de ser, pensar y sentir desde una racionalidad en la que se concibe que la función de la escuela es enseñar (acumular saber), para reproducir formas de vida, cultura e ideología de la sociedad dominante, a través de un Sistema Educativo que pondera los programas de estudios cargados de contenidos y la enseñanza de la teoría sin la práctica.

El desarrollo de una competencia va más allá de la simple memorización o aplicación de conocimientos de forma instrumental en situaciones dadas. La competencia implica la comprensión y transferencia de los conocimientos a situaciones de la vida real; exige relacionar, interpretar, inferir, interpolar, inventar, aplicar, transferir los saberes a la resolución de problemas, intervenir en la realidad o actuar previendo la acción y sus contingencias. Es decir, reflexionar sobre la acción y saber actuar ante situaciones imprevistas donde  tiene que haber una movilización de la información, de transferencia de las habilidades hacia situaciones inéditas. Esto es, se requiere evitar la diversidad tan amplia de interpretaciones que desde la perspectiva de las competencias se están elaborando en el campo de la educación. Al mismo tiempo, se requiere explorar con mayor cuidado las dimensiones pedagógicas de un tema, que evidentemente reinicia una discusión sobre el sentido del aprendizaje escolar.

En el caso de la educación preescolar esta perspectiva se manifiesta en la formulación de múltiples competencias, lo que lleva a que en cada sesión de clase se suponga que se desarrollan cinco u ocho competencias, las cuales se van a favorecer de manera directa por medio de las situaciones didácticas para formar un individuo con capacidad propia de razonamiento y con un conjunto de habilidades que le permitan resolver situaciones cotidianas. Pero también se desarrollan  de manera transversal durante el desarrollo de las mismas. Porque  las competencias no se puede promover sólo desde la escuela, sí se considera que su promoción permitirá que el estudiante “actúe de una manera más eficaz fuera del contexto escolar”, se pueden  manejar  de manera  transversales entendidas como los  aspectos complementarios e independientes que pueden ser utilizados en otros campos.

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